Soy Luca Salas, arquitecto especialista en iluminación, nacido en la ciudad de México. Tuve la gran oportunidad de trabajar y crear un espacio con los pisos de vinil tejidos de Bolon en las oficinas de IHO en la CDMX con la excusa de crear lo inesperado (Creating the unexpected).
Estoy muy agradecido de haber participado en esta en esta gran experiencia de crear; ya que fue una interacción y un diálogo con la marca de sueca y con la maternidad de este producto. Por otro lado, para mí fue reencontrarme con este elemento estático que genera movimiento. La iluminación, para mí es ese factor aporta a un espacio, no sólo dirección, intensidad y color, sino que también permite experimentar algo del tiempo: control.
Escogí la colección “Everything, Anything” de Bolon que me daba esta sensación de pérdida de la perspectiva, de movimiento interrumpido, que sugiere cierto tipo de baile. Además, este piso tiene un color muy importante: el verde, que de pronto sorprende con destellos metálicos, grises y el negro, que por su mismo tejido difumina la luz, llevando el espacio una luz más homogénea. Se generó un proyecto de iluminación que tiene referencia a una investigación personal, la cual tengo en el estudio que llevo desde hace un tiempo; gracias a becas de jóvenes creadores de México otorgada por la secretaría de cultura.
He podido desarrollar mi investigación sobre la luz natural en la Ciudad de México. Quise implementar esta investigación acerca de la intensidad, la dirección y el color, pero añadiendo el tiempo. Entonces se generaron estas esculturas que representan la incidencia solar en el verano y la incidencia solar en el invierno. La primera en azul y la segunda, en rojo. Dentro, se encuentran estos triángulos que representan donde sale y donde está su punto mayor la luz natural. La representación de esos colores primarios logra, al combinarlos y jugar con ellos, perder la noción del horizonte llegando así al verde, un punto donde al no tener una referencia clara, aparece un vacío metafórico del tiempo.
Lo que más me ha sorprendido de este arquitectónico elemento es su tejido. Es muy interesante la sensación un poco sintética, pero mayoritariamente natural, de movimiento. Y, precisamente, ese movimiento es a mí lo que me ha llamado la atención. Los pisos de Bolon tienen este esta capacidad de hacernos recorrer el espacio por el deseo de encontrarnos con sus luces y descubrir sus gráficos. De esa forma yo resumiría las cualidades de Bolon: versatilidad y dinamismo.